lunes, 1 de septiembre de 2014

Mia I - El inicio del viaje

Miró el vasto desierto y este le devolvió la mirada. Hacía muchísimo calor y no sabía cuántos kilómetros más tendría que recorrer antes de poder llegar al refugio, esto es, el templo de Graranui. Siguió caminando, racionándose el agua de la cantimplora hasta que, por fin, llegó al primer poste. Una bandera raída y maltratada por el viento arenoso indicaba el inicio del camino tormentoso. Una vez que pasara aquel poste, la tormenta incansable de arena se la tragaría y, si lograba llegar hasta el pequeño hogar donde residía la tumba del Viajero, aquel espectro que guiaba, incansable, a los insensatos que se adentraban en aquella parte del desierto, ya tendría medio camino hecho.

Continuó avanzando, cansada pero sabiendo que ya casi había terminado de buscar. El aire, cálido, le clavaba la arena en el rostro, por lo que se lo protegió con el velo y continuó avanzando, con la cabeza gacha, fija en la brújula. Tenía que seguir hacia el este sin desviarse. Hacia el este...



1 comentario:

Wilhemina dijo...

¿Y se perdió en lo vasto del desierto? O.o