martes, 26 de febrero de 2013

Fetiche por los pies

No era un podólogo y mucho menos le agradaban los pies. Era una parte del cuerpo útil, pero nada más. Sin embargo, todos tenemos nuestros secretos y él, Edward, también tenía los suyos. Creía tener como fetiche los pies. Le gustaba mirarlos, pero era incapaz de tocarlos, pues no consideraba sus manos lo suficientemente dignas para ello (imaginaos lo duro que sería ponerse los zapatos).

Gina y Laurel fueron a verle, sin saber su codiciado secreto. Gina le dijo a Laurel que le enseñara los pies a Ed, porque era el único que no había visto sus pobres pies.
-Todo el día caminando -decía Laurel.
Ed contempló, horrorizado, aquella... cosa... aquella aberración de la humanidad. Tenía heridas, rozaduras, piel colgando muerta, dedos rojos, uñas descuidados. Por ello, cogió las tijeras y, poco a poco, salpicando quizá un poco, un día le cortó los pies a Laurel, los quemó y durmió tranquilo nuevamente, sin que aquella monstruosidad lo persiguiera más en sueños. Aquellos pies desconchados y viejos.



viernes, 1 de febrero de 2013

Vivir

Despertar, levantarse, desayunar, ir a trabajar, aguantar un trabajo insulso que no te llena ni te aporta nada, aguantar las quejas de tu jefe y de los clientes, comer, seguir trabajando, fumar, salir del trabajo, ir a casa a encontrarte con la persona que supones amar, mirar las noticias con la cantidad de mierda que hay en el mundo, cenar, follar y dormir.

Esa es la vida que has elegido vivir? Esa era la vida que te imaginabas cuando eras pequeño? Es a todo lo que aspiras en la vida?

No.

Cuando eres pequeño sueñas ser artista, astronauta, policía, veterinario... Bendita inocencia... Ignorancia de la realidad, imaginación desbordante... Felicidad.

Conclusión.

La ecuación de la vida nos indica que la edad del individuo es inversamente proporcional a su felicidad, imaginación, sueños... y directamente proporcional al grado de responsabilidad y de problemas a los que se enfrenta a diario...

Welcome to Life.