lunes, 30 de junio de 2014

ß-transformadoras

Era una clase de adolescentes, ya casi adultos, lleno mayoritariamente por mujeres. Independientemente de la especialidad que estaban estudiando, sucedía, cada vez más a menudo, un curioso suceso. Cada cinco minutos, ya fuera a escondidas o sin ningún tipo de vergüenza, en pequeños grupos la mayoría de las veces, se sacaban una foto. Una detrás de otra. Cada cinco o diez minutos si sabían soportar tan agónica espera.
Una extraña enfermedad campaba a sus anchas por aquel aula, llamada ß-transformador, afectando solo a las mujeres. Los cambios podían ser en gran o pequeña medida; empero, la paranoia era demasiado grande para las "ß-transformadoras".


lunes, 23 de junio de 2014

Es la guerra!

Ya no sé ni en que día vivo... solo sé que llevo aquí encerrado durante días, semanas, meses... puede que incluso años.

Lo único que sé es que un grupo de gente me trae a diario comida y bebida... a la vez que me sacan al patio para poder estirar las piernas y que la musculatura se me mantenga mínimamente.

El tiempo pasa... y no hace mucho me dieron una manta para que pudiera taparme si hace frío...

Hace unas semanas intenté revelarme, sí... logré controlar un espacio de mi campo de concentración, de manera breve, pero importante, pues de aquel lado era de donde les suministraban el oxigeno para sobrevivir.

Pero mi expansión duró poco.

Unos días después me tiraron mi cama y me dieron una tienda de campaña... Una tienda de campaña de camuflaje.

Seguiré informando.

Firma,

Guau!

lunes, 16 de junio de 2014

Refugio

Empezaba con el sonido de la lluvia contra el seco suelo y entonces abría los ojos. Fuera hacía frío, un frío húmedo que provocaba que se le metiera por entre los huesos y se aferrara como si no hubiera mañana. Ya había llegado el momento de salir. De cazar. Tenía hambre pero al mismo tiempo miedo de que lo cazaran otro año más. Estaba cansado y solo quería sumirse en la oscuridad.

Mientras contemplaba como el agua caía, derramándose desde las nubes, oyó una risa por el campo de hierba alta mojada. Una risa de felicidad, las pisadas de los charcos del barro. Se escondió mas adentro, protegiéndose con la oscuridad. Algo o alguien entró en su refugio, aún con la risa entrecortando su respiración.
-Uf, qué tormenta más imprevista -se dijo la chica-. Me he quedado empapada.
Olisqueó el aire disimuladamente para captar su aroma, descubriendo con sorpresa que era un plato jugoso para devorar. El sonido de sus tripas muertas de hambre le delataron. La chica se giró, sin miedo en la tez, más bien sorprendida.
-...
Rebuscó en sus bolsillos hasta dar con una pequeña linterna que guardaba para pequeñas emergencias como aquella o un apagón en casa e iluminó el interior del refugio. Corrió a esconderse. La chica ahogó un grito al ver desaparecer una cola reptiliana. A pesar de que el poco miedo que tenía le atenazaba el pecho, avanzó, curiosa.

Pronto sus ojos se miraron. Dejó caer la linterna mientras la criatura la observaba valorando la situación.

Fuera seguía lloviendo. Un rayo se dejó ver y un trueno retumbó en los cielos.

lunes, 9 de junio de 2014

Tarantela II

Pasó una semana; no había encontrado motivo alguno por el que su amada compañera de clase buscara por la clase al autor o autora de tan extraño poema. Seguía pensando en lo insólito de su mirada. Corrían las clases y la distracción de su pequeño universo seguía presente en su día a día. Los exámenes, algunos, los aprobaba con cincos raspados y sus profesores le advertían en mitad de la clase que si no mejoraba, o bien tendría que recuperar más de una asignatura en septiembre, o bien repetir curso.

Aquella última posibilidad, en la que nunca había caído, se presentí infernal y despiadada. ¿Repetir curso? ¿Y perder, tal vez para siempre, a su deliciosa y amada compañera de clase? ¡Jamás! Fue el empuje final a mitad de curso lo que seguramente le salvó, así como, tal vez, el apoyo y compasión que le brindaban sus profesores. La chica, sin embargo, no se percató del cambio producido; empero, su aura de tranquilidad y felicidad se veía perturbada por el desconocimiento del origen del poema.
Con un nuevo amanecer, llegó otro poema, otro motivo de perturbación, otro día de escrutación en el aula, esperando que el que le dejaba aquellas pequeñas notas tan cargadas de amor y de romanticismo se delatase. Un gesto, un guiño, una mirada... fuera lo que fuese, sabía que se delataría en cualquier momento... y ella estaría ojo avizor para desenmascararlo... ¿o tal vez era una chica? Pasó la mañana pensando en cada compañero de clase, en cada encuentro, en cada conversación, esperando así encontrar la más mínima posibilidad que señalaba al "culpable".

El poema que había recibido decía así:

Amanece con resplandor dorado,
se refleja en tus cabellos,
ilumina el arado.

Una cándida sonrisa,
con hermosos hoyuelos,
profundas, azuladas brisas.

Parpadeó entonces la amada compañera de clase, la cariñosa compañera de estudios y, en esa pequeña fracción de segundos, tuvo tiempo de contemplarla y apartar la vista, embargado su cuerpo con su encanto, su belleza... su sonrisa temblorosa. Temblorosa. TEMBLOROSA. ¿Por qué temblaba su sonrisa? ¿Acaso era el preludio de una carcajada? ¿Acaso escondía una potente risa que hubiera merecido una pequeña regañina de la profesora de turno? ¿O era inseguridad? ¿Era miedo? ¿Desconcierto por los poemas de desconocida procedencia? Por un torturador instante, pensó en ir y confesarle su amor, haciéndose visible ante ella, mostrándose, señalándose... Rompiendo, al fin y al cabo, el hechizo que la rodeaba. Decidió, pues, no arriesgarse. Quiso pensar que aquel ligero temblor en sus labios no estaba relacionado con su persona. Se repitió para sí los últimos versos, mientras evocaba su felicidad para con ella.


lunes, 2 de junio de 2014

Castaña

Castaña era un país donde vivían muchísimos castaños. De ahí su nombre, obviamente.

Era un lugar donde convivían los castaños y otra gente en paz y armonía, pero como todos, necesitaban un sistema de gobierno. El cual, casualmente, era muy parecido a una dictadura, pues, después de todo, el que era nombrado Olmo, siempre hacía lo que le daba la gana bajo el contexto de que lo hacía por el bien de los castaños.

Así pues, durante muchos años vivieron época de bonanza y las Ardillas gestionaban y prestaban el las castañas a los castaños, después de todo, su moneda se llamaba "castaña".

Así fueron muchos años, pero el Olmo de aquel momento, era un castaño que vivía en un mundo de arcoiris y felicidad y quiso negar la plaga que se venía encima. Así fue, que cuando llegó dicha plaga muchos castaños se encontraron que casi habían perdido todas sus castañas y algunas de sus ramas morían.

De tal modo fue, que los castaños decidieron castigar a dicho Olmo en unas elecciones y lo echaron de su puesto. Seguidamente, llegó otro Olmo quien prometía bonanza y recuperación. Pero para esa recuperación había que podar... podar y podar... Al punto que muchos castaños se quedaban sin ramas ni hojas y prácticamente morían. Incluso, eran arrancados de la tierra donde vivían por los agricultores, quienes supuestamente debían protegerles de todo.

Pero estos agricultores, eran la mano derecha del Olmo, quien hacía cumplir su ley y voluntad, pues... no os he dicho ya que era una dictadura? Sí, había elecciones, pero el Olmo, siempre terminaba siendo un dictador.

Algunos castaños querían retirarse de aquellas tierras y formar su propio territorio, aún sabiendo que muchos de sus castaños las pasaban mal, sus minidictadores, no dejaban de decir que estarían mejor fuera. Y así los fue convenciendo mientras les cortaba las ramas y arrancaba de raíz a los que estaban demasiado mal.

Muchos castaños se indignaban y se revoltaban, pero ante dicha actitud, el Olmo no tardaba en hacer llamamiento a los agricultores y dar algunos hachazos a los castaños rebeldes sin que estos pudieran defenderse. Pero en Castaña, todo era tan ideal, que la culpa no era del Olmo ni de los agricultores, sino, de los propios castaños que quisieron hacer oír su opinión.

Todo siguió así durante un tiempo, el Olmo siguió impartiendo su régimen mientras protegía a los castaños que estaban bajo su sombra y otros castaños más afortunados, les pasaban empalmes para que crecieran mejor y tuvieran más castañas. Mientras el resto de castaños agonizaban o eran arrancados de la tierra.

Hasta que un día, apareció un ruiseñor que prometía derrocar al Olmo, castañas para todos, una igualdad que pondría fin a esa plaga...

Pero eso, ya es otra historia.

PD: Cualquier parecido con la realidad NO es mera coincidencia.