lunes, 20 de octubre de 2014

El quebrantahuesos

Atención: Este relato puede (o no...) herir tu sensibilidad. Léelo bajo tu responsabilidad.

Bosque o montaña, aquella era su región. Paseaba por donde le venía en gana y era muy aficionado a la caza sangrienta. Le llamaban el quebrantahuesos, mote obtenido no precisamente por un asunto que era moco de pavo, si no que era una cosa azul, encogida que adoraba la caza. Pero eso ya lo hemos mencionado, ¿verdad?
Un día tirando ya hacia la noche, como cualquier otro del interminable calendario, paseaba un buen muchacho, nada adinerado pero si muy humilde, jovencito e insensato. El quebrantahuesos le tenía echado el ojo desde el momento en el que se había adentrado en el bosque que había a la falda de su montaña. Seguramente estaría buscando un lugar donde pasar la noche. El quebrantahuesos, impaciente, pronto se lanzó hacia a él, le desgarró la ropa en un abrir y cerrar de ojos e introdujo su extraño aparato reproductor por una incisión que él mismo le causó. Los gritos se extendían por todo el bosque verde, amarillo y marchito. Todos oyeron como alguien gritaba como un poseso, como si lo estuvieran matando. ¡Qué casualidad! El quebrantahuesos empezó a apretar su lazo de muerte mientras aceleraba la velocidad con la que asaetaba con su "polla" al inocente muchacho, que se retorcía de dolor.
Y, cuando el quebrantahuesos decidió soltar sus fluidos, le partió todos los huesos al muchacho, matándolo. Luego se lo comió con ansia y cagó su cuerpo en la cueva en la que vivía.

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