lunes, 2 de junio de 2014

Castaña

Castaña era un país donde vivían muchísimos castaños. De ahí su nombre, obviamente.

Era un lugar donde convivían los castaños y otra gente en paz y armonía, pero como todos, necesitaban un sistema de gobierno. El cual, casualmente, era muy parecido a una dictadura, pues, después de todo, el que era nombrado Olmo, siempre hacía lo que le daba la gana bajo el contexto de que lo hacía por el bien de los castaños.

Así pues, durante muchos años vivieron época de bonanza y las Ardillas gestionaban y prestaban el las castañas a los castaños, después de todo, su moneda se llamaba "castaña".

Así fueron muchos años, pero el Olmo de aquel momento, era un castaño que vivía en un mundo de arcoiris y felicidad y quiso negar la plaga que se venía encima. Así fue, que cuando llegó dicha plaga muchos castaños se encontraron que casi habían perdido todas sus castañas y algunas de sus ramas morían.

De tal modo fue, que los castaños decidieron castigar a dicho Olmo en unas elecciones y lo echaron de su puesto. Seguidamente, llegó otro Olmo quien prometía bonanza y recuperación. Pero para esa recuperación había que podar... podar y podar... Al punto que muchos castaños se quedaban sin ramas ni hojas y prácticamente morían. Incluso, eran arrancados de la tierra donde vivían por los agricultores, quienes supuestamente debían protegerles de todo.

Pero estos agricultores, eran la mano derecha del Olmo, quien hacía cumplir su ley y voluntad, pues... no os he dicho ya que era una dictadura? Sí, había elecciones, pero el Olmo, siempre terminaba siendo un dictador.

Algunos castaños querían retirarse de aquellas tierras y formar su propio territorio, aún sabiendo que muchos de sus castaños las pasaban mal, sus minidictadores, no dejaban de decir que estarían mejor fuera. Y así los fue convenciendo mientras les cortaba las ramas y arrancaba de raíz a los que estaban demasiado mal.

Muchos castaños se indignaban y se revoltaban, pero ante dicha actitud, el Olmo no tardaba en hacer llamamiento a los agricultores y dar algunos hachazos a los castaños rebeldes sin que estos pudieran defenderse. Pero en Castaña, todo era tan ideal, que la culpa no era del Olmo ni de los agricultores, sino, de los propios castaños que quisieron hacer oír su opinión.

Todo siguió así durante un tiempo, el Olmo siguió impartiendo su régimen mientras protegía a los castaños que estaban bajo su sombra y otros castaños más afortunados, les pasaban empalmes para que crecieran mejor y tuvieran más castañas. Mientras el resto de castaños agonizaban o eran arrancados de la tierra.

Hasta que un día, apareció un ruiseñor que prometía derrocar al Olmo, castañas para todos, una igualdad que pondría fin a esa plaga...

Pero eso, ya es otra historia.

PD: Cualquier parecido con la realidad NO es mera coincidencia.

3 comentarios:

Wilhemina dijo...

Hermosa analogía :3

Trinity dijo...

Pues a ver si llega a contarse la otra historia, porque la misma una y otra vez es un puto coñazo ù_u

Nimy dijo...

Me gustan las castañas bien calentitas...