miércoles, 9 de enero de 2013

La ciudad putrefacta

Agonizaba. Sus edificios hechos de carne, supuraban, sangraban, caían pequeños trozos de esos bloques blandos y rojizos al suelo artificial. Los aldeanos eran pocos y molestos. La gran mayoría se había ido. El hedor era insoportable  Las moscas no revoloteaban en las estructuras moribundas por la que la Espléndida Emperatriz no lo permitía. Bloques de carne. Carne hedionda. Descompuesta. Muerte en vida. Una grieta se abrió en el suelo y, si la ciudad putrefacta hubiera tenido cuerdas vocales, hubiera gritado. Siguió muriendo, lentamente, mientras sus abominables y infectos edificios caían poco a poco, agónicos y sucumbiendo para siempre.


7 comentarios:

Trinity dijo...

Es un poco... que te pone los pelos de punta y puede dejar mal sabor de boca. Un tanto experimental, vamos :P

Nimy dijo...

La etiqueta de "abominación" le va bastante bien. ¿Volviendo a los orígenes?

escarcha dijo...

tiene varios niveles interpretativos, lo visualicé como la decadencia de una sociedad!!!

SALUDOS IKANA!

-F osca dijo...

muy oscuro!!! me gusta!!

soy fan de La Señora Pelusa de otro blog tuyo ^^

Wilhemina dijo...

Da repelús solo con imaginarlo :S

Frauenwelt dijo...

Ugs! Momias, zombies, insectos ciegos y devoradores de carne. Menudo mundo más horroroso!!

Alien de Andromeda dijo...

¡Como me recuerda esto a los viejos tiempos! :D Solo que en narrativa :3