lunes, 26 de mayo de 2014

Ella - El gato

Escrito por Frauenwelt

Atención lector: este relato contiene escenas para adultos.

Tal vez como cada día laboral, llegaba estresada, dejando caer la mochila en el sofá y luego dejándose caer ella con un suspiro más bien tierno.
-¿Otro día duro en trabajo? -pregunté, con la boca llena de cereales.
-No hables con la boca llena, que no te entiendo -me contestó desde el sofá.
Tragué después de masticar apresuradamente y volví a repetir la pregunta, mientras me inclinaba sobre el respaldo, vigilando a la leche.
-Hay gente que sencillamente le gusta tocarme los...
-Azucarillos... -me apresuré a decir.
-... porque se aburre en su casa y sienten la urgente necesidad de venir a mí, a desahogarse y todo lo demás.
Me metí otra cucharada de cereales en la boca mientras me contaba su día. Se parecía mucho al anterior, aunque no quise resaltarle la monotonía semanal.
-Además, estoy atrancada en un relato que no me nace... Tengo la moral... no sé ya por donde puede andar...
-Por el culo de las serpientes.
Rompió a reír mientras alzaba las manos como si estuvieran tocando el culo sensual de una serpiente con nalgas. Una auténtica mutación genética. Dejé los cereales ya solo con la leche en la mesa del comedor y me tiré con ella al sofá mientras le ronroneaba al oído.

Un gato atigrado pasó a nuestro lado con sus caminares sensuales, pasando del tema y como si nos quisiera decir "mira mi culo". Se llamaba Tigre, pero la mayoría del tiempo era "Gato del demonio" o "Dichoso-gato-quita-de-en-medio". Parecía que se dirigía hacia la cocina a comer algo así que nosotras aprovechamos que estábamos lejos de su inquisidora y fija mirada, que es capaz de taladrar el diamante cuando se fija en algo y nos escurrimos a la habitación, a relajarnos un poco.
Dejando la ropa por medio, me quedé boca arriba mientras que Nim adoptaba esa posición de tigresa que tanto me entusiasmaba. Crucé los brazos tras la cabeza y cerré los ojos mientras su lengua dejaba un curioso e invisible rastro sobre mi ombligo, ascendiendo y descendiendo, trazando el camino de una serpiente rectangular.

Entonces se detuvo en la mejor parte y eso me desconcertó. Se puso a mascullar... y es que el puto gato se le había subido a la espalda y se había acomodado.
-Tigre, baja de ahí -dije, intentando espantarlo con cosas como "shu-shu".
Pero al gato el importaba un comino lo que estuviéramos haciendo. Estaba cómodo y punto. Nim, arriesgándose a que la arañase, se incorporó de pronto, cayendo el gato como por tobogán; oímos un "puf" y el gato salió corriendo a esconderse debajo de la cama, como el loco maniático que era.

Intentamos seguir, esta vez con una renovada pasión, centrándonos en el placer que la una sentía por la otra. Noté una intensa mirada. El puto gato se había subido a la cómoda y nos estaba taladrando con una de sus miradas. Nim se interrumpió en cuanto yo dejé de gemir y luego fue ella la que me taladraba con la mirada. Intenté mirarlos a los dos a la vez y por poco acabo como un camaleón.
-Nos está mirando... -susurré, como si fuera una confidencia
El puto gato parpadeó con paciencia. ¿Tiene de eso nuestro querido y mimoso minino?
-Pues que mire.
-Es un pervertido -susurré, mientras Nim soltaba un profundo suspiro y le tiró una zapatilla al gato que la esquivó impasible y se bajó de la cómoda, más chulo que cinco pesetas.

Volvimos a lo nuestro, yo notando la lengua de Nim adentrarse en unas profundidades ya muy conocidas, ella disfrutando con el sabor y los espasmos...

¡Crash!

¡Lámpara va!

El puto gato había decidido vengarse. Tuvimos que dejarlo para recoger los trozos de cristal de la lámpara rota, mientras yo perseguía al gato por la casa, en pelotas, mientras la sensata de Nim negaba con la cabeza. Bien pensado no iba a negar con un pie... o puede que sí...

Los vecinos de en frente, como bien me hizo saber ella tirándome una camiseta, estaban disfrutando del espectáculo.

Puto gato...


3 comentarios:

Wilhemina dijo...

Jajajajajajaja A lo mejor quería unirse a la fiesta xDDD

Trinity dijo...

Ignorar la caída de la lámpara hubiera sido lo mejor, ¿no? Al fin y al cabo, es un gato...

Nimy dijo...

A veces sencillamente sabes sacar sonrisas donde menos te lo esperas