miércoles, 24 de abril de 2013

Un microcuento fulminante

Sarah tenía diez años cuando aquel día discutió con sus padres porque no le dejaban ir al teatro al día siguiente para ver a la Señora Tucht, una obra dramática sobre temas que Sarah no iba a entender. A la noche, cuando sus padres se hubieron acostado tras intentar desesperadamente buscar una solución a su problema, Sarah atisbó un brillo descendente en el cielo.

Fascinada, salió a la terraza con sigilo y contempló, absorta, que ese pedacito de estrella caía hacia ella. Era para ella. Pensó en pedir un deseo, pero en su lugar, extendió las manos hacia ese trocito de una punta de estrella.

Sus manos se cerraron sobre el trozo amarillento. Y a los pocos segundos, todo lo que quedaba de ella eran sus zapatillas y un poco de ceniza. Las estrellas no siempre son buenas cogerlas con las manos desnudas, aprendió Sarah, fulminada y diseminada en el viento.

Frau, baja ya de ellas

5 comentarios:

Ikana dijo...

Fulminante jajaja Que ganas

Alien de Andromeda dijo...

Ni con las manos desnudas ni enguantadas XD

Frauenwelt dijo...

Estoy en ello.

Wilhemina dijo...

Pobre Sarah D:

Trinity dijo...

Es bastante sencillo pero me ha hecho reír xD