lunes, 1 de abril de 2013

La cruel Emperatriz (II)

Llegaba la noche en silencio y, mientras Miuna preparaba la poca cena que podía sacar de la ración minúscula de aquel día, recordó lo sucedido en el huerto...

Una vez más.

Probablemente ya no estuviera vivo, pues la Emperatriz tenía poca o ninguna piedad con aquellos que osaban contradecir el pensamiento positivo que tenían de ella. Una sola mala palabra y podías despedirte de la vida. Miuna retiró la pequeña olla del fuego y tras especiar un poco el agua rosada para quitarle un poco de amargura, se sentó a cenar.

¿Cuántos años tenía la Emperatriz? Había oído decir que era inmortal, cosa que la aterraba ya que, si ellos no podían con Ella, la muerte se la tendría que llevar en algún momento. Tragó la sopa, que le revolvía las tripas cada noche, pero sabiendo que no había nada mejor que comer, evitó vomitarla.

A la mañana siguiente, nada más salir el sol, ella ya había tomado una decisión. Tenía que acabar con aquella pesadilla. Tenía que hacerle frente a la Emperatriz. Era la única manera de librar a su pueblo de aquella horrenda mujer, si es que se la podía tachar de humana.

Así pues y con aquel pensamiento en mente, salió de casa y, en vez de dirigirse a su zona de trabajo, fue a palacio. Los guardias estaban en pleno cambio de turno por lo que colarse no fue muy difícil, además de decir que tenía una cita con la hermosa Emperatriz para que la dejaran pasar las siguientes puertas. El castillo, además de ser enorme, era precioso. Oro, blanco y azul dominaban en el ambiente. La luz entraba a raudales por las abiertas ventanas, cuyas cortinas de seda ondeaban con la fresca brisa. Casi parecía acogedor. Casi. 

Había algo que no le gustaba. Como un ruido de fondo. Como una advertencia de su propio cuerpo. Su instinto quería salir corriendo con el cuerpo. Olía el peligro pero continuó avanzando hasta detenerse, al fin, ante las enormes puertas de la sala del trono. Un leve crujido podía oírse a través de las bellas puertas, con interesantes grabados de pájaros devorando insectos pequeños.

Crujidos. Crujidos. Silencio. Crujidos.

Miuna tragó saliva y abrió la puerta, lo suficiente como para otear en el interior. La Emperatriz no estaba. En su lugar, sentada en su trono y con sus mismas vestimentas, se hallaba una criatura insdescriptible, negra como el betún, con unas fauces del mismo infierno.

Miuna parpadeó y aquella visión se vio sustituida por la Emperatriz que todos conocían. Estaba sentada en su trono, sonriente. La estaba esperando. Sin saberlo, ella la había llamado. Desde el primer momento en el que se había llevado a su abuela, sabía que intentaría cambiar el sistema en el que vivían. La había manipulado. La había puesto en unas determinadas condiciones para que llegara el momento en el que decidiera ir a por Ella e intentara lo imposible. Ni si quiera iba armada. No era consciente de lo que hacía.
-Hola, Miuna. Te estaba esperando -dijo Ella, con una cálida voz.
Aunque en el corazón, se sentía fría.
-¿Me... esperabas? -musitó la chica, sin poder apartar la mirada de los cándidos ojos de la Emperatriz. Perdió la voz en algún momento del tiempo y ya fue incapaz de responder.
La sonrisa de Ella se amplió y asintió. Alzó la mano y la llamó.

Sin tener voluntad real de su cuerpo, se vio arrastrada, arrodillada ante la Emperatriz, quien la obligó a apoyar la cabeza en su regazo. Las puertas se cerraron silenciosamente.
-Sshh, mi niña. Ya pasó todo. Ya pasó, Miuna. Duerme... y no despiertes jamás.

Pronto, la gente se obligó a olvidar a Miuna, la chica que había osado enfrentarse a la Emperatriz y que, a pesar de que esta le había ofrecido una vida mejor, Miuna prefirió ser encarcelada. Los rumores entre papeles y susurros decían que ella seguía allí. Otros, que estaba muerta.

¿Quién sabe qué fue de Miuna, la única mente semilibre del pueblo?

5 comentarios:

Ikana dijo...

Pobre Miuna T_T Ciertamente, me esperaba un final feliz. Jow. Imagino que con la Emperatriz eso de la felicidad es un poco imposible.

escarcha dijo...

tremendo fin para Miuna!!!
me gustó el texto!!!

saludos

Wilhemina dijo...

No me gustan los finales tristes ;_;

Frauenwelt dijo...

Me esperaba un final algo distinto, ciertamente

Trinity dijo...

Con razón se titula Cruel Emperatriz. No creo ni que sea humano O.o