viernes, 22 de junio de 2012

Éxtasis

Ya era de noche cuando finalmente me decidía a salir de mi casa para dirigirme a una discoteca.

Después de todo, no deja de ser el lugar perfecto para conocer cualquier desconocida y pasar la noche perfecta y pasar al día siguiente como si nunca os hubierais visto.

Lógicamente me había arreglado para la ocasión. Unos pantalones vaqueros, zapatos, una camisa negra con un botón superior desabrochado y un peinado ligeramente desarreglado e informal.

Me sentía con seguridad, tenía claro lo que quería y lo que debía hacer... Y era tan simple como encontrar la persona indicada, camelarla y finalmente, convencerla de llevarla en un lugar solitario o a su misma casa.

El ambiente de la discoteca RedHell invitaba al desenfreno y a dejarse llevar por la música, una música electrónica que casi era hipnótica para los oídos, marcando un ritmo constante, juntandose con la coreografía de los lasers y las luces que se encendían y apagaban al ritmo de la música.

Sin demasiado interés me acerqué a la barra a pedir un gin tonic.

Me quedé mirando a la gente como bailaba, se metía mano, frotaban sus cuerpos calientes y sudorosos los unos contra los otros. Pero todo eso me aburría, en realidad no dejaba de ser un mero formalismo para llevar a alguien a la cama y disfrutar de una noche de sexo desenfrenada, o no... Todo dependía del alcohol que se llevase en sangre.

Me giré un momento sobre la barra resignado, inclinándome sobre mi vaso, observando como el hielo se fundía lentamente con la bebida. Me mantuve ajeno a todo por unos segundos hasta que una voz femenina me saludó.

Para mis adentros sonreía, pues ya tenía al fin alguien con quien, seguramente, podría pasar la noche y poder disfrutar de la sensación de ser un dios.

Sin girarme le respondí, manteniendo la mirada fija sobre mi vaso, fingiendo cierto desinterés por su presencia.

El efecto fue en cierto modo el esperado, pues la chica se acercó un poco más a mí. A lo que yo le ofrecí asiento mientras alzaba mi mirada y observaba su rostro y cuerpo.

Iba vestida con un vestido de una pieza, brillante-plateado, llevaba medias y unos zapatos a juego del vestido, pero además iba bastante maquillada. Todo sea dicho, algo bastante habitual para estas noches en la que se busca encontrar una pareja con la que aparearse y sucumbir a una noche de pasión o, simplemente, disfrutar de la noche sin pensar en el mañana.

La conversación inició siendo bastante banal, preguntándonos mutuamente si habíamos venido solos, de dónde eramos, qué estudiábamos o trabajábamos...

Tal como ya decía, algo de lo más banal y aburrido, pero no dejaba de ser el protocolo para estos casos.

Seguidamente, me la quedé mirando unos instantes en silencio, le sonreí y me fijé en que tenía unos ojos verdes, lo cual, no pude evitar decirle que me gustaban, mientras aprovechaba para acortar distancias entre ambos cuerpos.

Ella, nerviosa, se rió tímidamente, intentando quitar importancia a lo que le había dicho, pero aún así, me permití el lujo de seguir adulandola y usando mi zalamería. Lo suficiente como para poder ganar el terreno suficiente y poder besarla y poco a poco posar mi mano sobre su cintura y la otra sobre su mejilla.

Tras eso, nos quedamos mirando unos instantes y le propuse de irnos a otro lugar más tranquilo donde seguir la velada.

Algo que tampoco me fue muy difícil, puesto que sus amigos se habían largado hacía un rato y los míos... en fin, los míos nunca llegaron a estar ahí.

Así pues, ofreciéndole mi coche la lleve hasta su casa, dejándola frente al portal de su casa. Momento en que me propuso de acompañarla a tomar una copa como agradecimiento.

No pude negarme ante tal invitación de cortesía.

Su casa era un lugar humilde, aparentemente, vivía sola... Aunque me reconoció que compartía piso con dos compañeras de universidad, pero que se pasarían el finde fuera, por lo que nadie nos molestaría.

Mirando con más atención, se veía claramente el toque femenino y a la vez rebelde que destaca a los universitarios. Tampoco era algo que me importase mucho, pues que tras esa noche, dudaba mucho volver a pisar ese lugar.

Me senté en el sofá mientras esperaba que volviese con un par de copas de bourbon.

La noche prometía.

A penas se sentó, le dí un primer trago a la copa y empecé a besarla, mientras con una mano volvía a acariciar su mejilla y con la otra le agarraba de la cintura mientras subía por la espalda buscando la cremallera del vestido.

De mientras, ella me iba desabrochando la camisa y metía su mano dentro de esta para acariciar mi pecho y remover con sus dedos los pelos que sobresalían de mi pecho.

Cuando finalmente encontré la cremallera, se la bajé, dejando que el vestido cayese a mitad por su propio peso, al tiempo que ella terminaba de quitarme la camisa y, acariciando mi pecho, bajaba en busca del botón de mi pantalón.

Mis manos se posaron sobre sus pechos, buscando la parte inferior del sujetador y poder introducirlas para poder agarrarlos y apretar sus pezones, dejando que lanzase un ligero quejido de dolor y placer a la vez.

Una vez pudo desabrochar mi pantalón, metió mano en mi miembro, que empezaba a sentirse excitado por al situación, masajeándolo lentamente y sacándolo de su guarida dejándolo al descubierto.

A su vez, yo le desabroché el sujetador hábilmente con ambas manos, dejando a la vista sus firmes pechos.

Tras eso, ella se levantó y terminó de caer su vestido, quedándose solo con las bragas y las medias.

Me agarró de la mano derecha estirándome, invitándome a que la siguiera hasta su habitación.

Tumbándonos allí, terminamos de desnudarnos.

Seguíamos besándonos, acariciándonos y masturbándonos mutuamente mientras la excitación de ambos aumentaba.

A este punto, quise proponerle un juego muy simple, ella solo tenía que taparse la vista mientras yo la ataba en la cama.

La idea parecía excitarle aún más, pues accedió sin ningún problema.

Fui moviéndome libremente por la casa mientras buscaba todo lo necesario para poder llevar a cabo lo que necesitaba.

La dejé ciega e inmovilizada en la cama, abierta de piernas y plenamente a mi merced.

Empecé a acariciarla con suavidad, viendo como su piel se ponía de gallina ante el delicado paso de mi juguete. Pasando lentamente por la mejilla, el cuello, el pecho y, finalmente, el estomago, llegando a la zona púbica.

En aquel instante, dejé un momento mi juguete en un lado de la cama para lamerle el cuello salvajemente y descender, en esta ocasión, centrándome en sus pezones. Jugueteando con la lengua y mordisqueándolos a la vez, sin llegar a utilizar las manos en ningún momento.

Seguí descendiendo dejando que notase mi aliento sobre su cuerpo, sintiendo como me acercaba lenta pero peligrosamente a su monte venus.

En aquel momento, volví a tomar con la mano mi juguete temporal y mientras veía como su cuerpo temblaba de excitación en espera de que mi boca empezase a comerle el coño, la penetré salvajemente, dejando que de su boca saliese un quejido de dolor. Repitiendo la operación una y otra vez, mientras mi excitación aumentaba, sus fluidos me salpicaban mientras yo gritaba de placer y sentía su calor en mi cuerpo, tenía el poder de hacer lo que quisiera con ella.

Y así actué.

La penetré una y otra vez hasta que me cansé y dejé de lado mi juguete, para seguidamente seguir con las manos e introducirlas, pudiendo sentir sus entrañas, el calor todavía latente de su cuerpo.

Podía sentir como su cuerpo se estremecía entre mis manos, ante tal sensación, seguía notando el éxtasis del poder. La excitación en aquellos momentos ya iba disminuyendo, pero por fin había vuelto a sentirlo.

Sentir el éxtasis y la excitación.

Sentir el poder de un dios.

El poder de la vida y la muerte.


7 comentarios:

Ikana dijo...

Muy trabajado, cierto es aunque nunca entenderé esa extraña costumbre humana de ir a ligar a una discoteca .-.

Por cierto, aquí cerca abrieron una nueva llamada Sala Coco en la que ponen música de verdad... música de los años 60, 70, 80 y creo que tb de los 90 XDDDDDDD

Nimy dijo...

Por la forma en la que termina... casi parece que la haya asesinado... Es de lo más interesante como conduces al lector sutilmente al centro del relato :3

Frauenwelt dijo...

Que alguien me tire un cubo de agua fría por favore!! Un final muy enigmatico, una trama simple pero llena de ardor. La sutilidad parece que vaya contigo, muchacho XD Digo yo que la pista fue la imagen y esa frase final tan... "lo pillas o te pinto un mapa?" Magnifico :P

Wilhemina dijo...

alto alto alto... Un asesinato donde?! DDD: Que maneras de incubrir huellas, Az XD Muy bueno :3

Trinity dijo...

Es la segunda cosa tuya que leo y me sorprende siempre tu forma de estructurar el texto. No es que esté mal, es que me gusta XDDD Este en partiular me chifla, me encanta. Me recuerda a mi mercenaria favorita... solo que ella no se follaba a su victimas jajaja

El placer de matar unido con el del apareo resulta casi prosaico, armónico, incluso bello. Realmente es la 4º o 5º vez que leo una mezcla así pero, de todas, esta me ha gustado más. Muy sutil, muy bajo la alfombra, que tienes que leerlo buscando un triple sentido :3

algo me dice que estas cosas se te dan jodidamente bien jajaja A ver con que nos sorprendes a la próxima vez :3

Azatoth dijo...

En verdad en ningún momento llega a follarse su victima, simplemente la calienta y masturba.

Por otro lado, sí, se trata de un asesinato, aunque no esperaba que llegase a ser tan sutil ^^U

Finalmente, comentar que se trataba de una especie de ensayo, ya que todos los relatos tratan del placer sexual literal, pero en realidad existe en placer sexual en muchísimas cosas, como por ejemplo, matar ;)

moreno ruiz moreno dijo...

a este se le resulto muy facil e pasado asi varias veces pero los mio es mas trabajado no me populariso en estos pero ocurre