Le gustaba mucho el color naranja. Prácticamente no podía vivir sin él y, al final, vivía solo para él. Vestía ropa naranja, se tiñó el pelo anaranjado, comía solo cosas de su color favorito... su pareja le terminó dejando el día que se despertó por el cosquilleo de la brocha en su piel, tirante por la pintura. Gastó una fortuna y media para pintar cada rincón de su casa naranja. El mismo acabó así... por fuera. Un día, murió intoxicado por beberse un litro de pintura naranja. Quería haber pintado sus tripas de tan adorado y alegre color.
6 comentarios:
¡Hostia! XD Lo de la brocha y su pareja me ha matado jajajajaja que bestia xDDDD
Qué atrevido en su esencia.
Muerte por adoración xD Saldría en "1000 maneras de morir" jajajaja
Prefiero el verde xD
Un poco de humor negro xD
Tiene un puntito irónico, así contado es inocente pero si lo cambias por un grupo social... jajaja
¡Sigue así un beso!
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