Ocho patas. Ocho vasos. Una borrachera. Deberían ser ocho borracheras, pensó alegremente el pulpo mientras lo conducían fuera del agua. Siete patas. Seis patas. Cinco patas. Cuatro patas. Tres patas. Dos patas. Una pata. ¡Pulpo a la marinera!
Y por eso los pulpos dejaron de beber cerveza... y de relacionarse con desconsiderados humanos.
8 comentarios:
jajaja
pobre pulpo!!!!!!
saludos Ikana
Yo he tenido unas boracheras, pero nunca he perdido un brazo
Pobre pulpo :(
Pobre señor pulpo D: Otro motivo por el que no me gusta comerlos u.u
Que microrrelato más curioso y triste. Se me hará complicado comer pulpo la próxima vez que se me antoje. Creo que me pasaré a los calamares, ja, ja, ja, ja.
joder D: Pobre pulpo, lo mal que lo tuvo que pasar T_T
Original y un poco cómico xD
Pulpos xD Son unas criaturas muy curiosas D:
me gusta el relato, tiene cierto sentido dentro de lo absurdo ^^
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