Llegó volando la señora mosca (literalmente) a la casa de la araña. Esta ya había dispuesto los platos en la mesa y, aunque los vasos estaban servidos, no se veía ningún tipo de alimento.
-¡Hola, araña! ¡Ya llegué! Pero, ¿dónde está la merienda? -dijo la señora mosca.
-Hola, incauta mosca. ¡La merienda eres tú!
-Oh...
La araña se abalanzó sobre la mosca y la señora mosca, ni corta ni tonta, le arrancó de un mordisco la cabeza a la araña.
-Deliciosa merienda, señora araña. Lástima que no pueda saborearse, ja, ja, ja -dijo la señora mosca, con la boca llena.
1 comentario:
O_o No volveré a ver a las moscas igual...
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