Fascinada, salió a la terraza con sigilo y contempló, absorta, que ese pedacito de estrella caía hacia ella. Era para ella. Pensó en pedir un deseo, pero en su lugar, extendió las manos hacia ese trocito de una punta de estrella.
Sus manos se cerraron sobre el trozo amarillento. Y a los pocos segundos, todo lo que quedaba de ella eran sus zapatillas y un poco de ceniza. Las estrellas no siempre son buenas cogerlas con las manos desnudas, aprendió Sarah, fulminada y diseminada en el viento.
Frau, baja ya de ellas |
5 comentarios:
Fulminante jajaja Que ganas
Ni con las manos desnudas ni enguantadas XD
Estoy en ello.
Pobre Sarah D:
Es bastante sencillo pero me ha hecho reír xD
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