Agonizaba. Sus edificios hechos de carne, supuraban, sangraban, caían pequeños trozos de esos bloques blandos y rojizos al suelo artificial. Los aldeanos eran pocos y molestos. La gran mayoría se había ido. El hedor era insoportable Las moscas no revoloteaban en las estructuras moribundas por la que la Espléndida Emperatriz no lo permitía. Bloques de carne. Carne hedionda. Descompuesta. Muerte en vida. Una grieta se abrió en el suelo y, si la ciudad putrefacta hubiera tenido cuerdas vocales, hubiera gritado. Siguió muriendo, lentamente, mientras sus abominables y infectos edificios caían poco a poco, agónicos y sucumbiendo para siempre.
7 comentarios:
Es un poco... que te pone los pelos de punta y puede dejar mal sabor de boca. Un tanto experimental, vamos :P
La etiqueta de "abominación" le va bastante bien. ¿Volviendo a los orígenes?
tiene varios niveles interpretativos, lo visualicé como la decadencia de una sociedad!!!
SALUDOS IKANA!
muy oscuro!!! me gusta!!
soy fan de La Señora Pelusa de otro blog tuyo ^^
Da repelús solo con imaginarlo :S
Ugs! Momias, zombies, insectos ciegos y devoradores de carne. Menudo mundo más horroroso!!
¡Como me recuerda esto a los viejos tiempos! :D Solo que en narrativa :3
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